lunes, 5 de enero de 2015

Axioma XXV (los iracundos del ser)

Yo ya estaba embelesado con el criterio de perdonarte y seguir adelante, pero no pude soportar el sentimiento adverso de los celos y la promisoria infidelidad. Tanta legitimación tenía la ciencia en los hechos que reproducía mí mente, que no sé me ocurría endilgarte vacilaciones de los otros, cuando no convenía sincronizarme y menos considerar enfrentar a las jerarquías establecidas. 

Anoche justamente te soñaba en una lluvia inmensa. Esas lluvias que lagrimean al corazón de dios por tanta antipatía humana. Que importa. No sufre dios por infidelidades materiales o cosas por el estilo, al contrario, su cuerpo denota cambios de la cultura de clases. Y entonces esgrimía lo del perdón y trataba de dilucidar porque esos ámbitos sociales adquieren acéfalas costumbres negativas para soñar con otro mundo. Aunque nunca lo sepan, vivían de traiciones y permisividades inconclusas.


Estepa. Frenesí para el caldo del amor verídico.

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