La celebración de los cosmopolitas era un invento para apañar a los inútiles. Terrible consideración de los que embaucan las leyes especiales.
Porque trabajar, no era aflojarle al deseo del mal y encapricharse con tonalidades espirituosas.
Adrede venían los inventores de las estructuras partibles y daban amor, por un reino sometido al caldo de las informaciones ilegales.
Y daban por hecho, que el amor era el crucificado.
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