sábado, 5 de septiembre de 2015

La Pelirroja Que Odiaba Al General

Era una excepción. Al cabo de unos años entendí que la gran masa social a la cuál yo pertenecía, iba en retroceso cuando ponderaba la realidad de sus potenciales sueños y, no quería esgrimir una verdad pederasta y soberanamente incorregible.

Tenía varios problemas. Había indicios que la pelirroja semi virgen odiaba al general y mis adherencias intelectuales estaban muy apegadas a él.

No era poca cosa entonces para juzgarme.

Usualmente, las masas sociales mueven inimaginables pretensiones de clase y difícilmente puedan obviar tamaña reseña a esas prácticas de fantasear, a qué ideología se me pertenecía.


La siguiente consideración versaba a propósito de la significación. Qué era autista y los prolegómenos de esa idea científica aplicada a los perjuicios sobre creencias de Dios, costaba mucho. Y para atraerla, e infiltrarse dentro de su corazón ingenuo y dolido de historia permisiva, era poco para enamorarla.


Odiaba al general bendecido por la iglesia. Pero la pelirroja me generaba mucho de amor en cosas bellas y no aprensibles.


No dudé. Le ofrecí el mar y que se animé amarme en otras tierras.




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