Tenía otras instancias pero no quería reclamarte. Aparentemente por una consideración de rebeldía. Y no estaba entonces, en situación de darte felicidad, sólo por conveniencia de las partes.
Eso implica que rara vez fui falso. Y la sinceridad no es química para los pobres sin bienaventuranza.
Por eso partí de sincronizar el mundo y las cosas que vos querías. Vestigio de vidas abstractas y mágica lumpenización. Entonces fui muerto como lo imponía la sociedad.
Ocultado y querible. Acaso las cosas simbólicas no fueron mías. Ni de Dios, ni del mundo. Pero es oportuno y no triste, decirte que alguien te halla amado de verdad.
Y que tú corazón pueda latir con la latitud sagrada. Y que esmere el amor encriptado. Ego y clon de la deconstrucción. Dureza de la disciplina. Individualismo y pasión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario