Abreviaba a modo de real reivindicación, la minoría de significantes posibles. Pero estaba en otra. En la intelectualidad de los niños pobres y la sombra de los números sin mente.
Acaso no sabías que soy escurridizo y no me agrada la generación que le va la empatía con creencias de la corrupción y otros tantos bemoles.
Pero es demostrativa la ciencia que no tiene corazón y alma para amar. Te sugiere y empieza a temblar. Aunque nunca la moral fue tan narcisista como la sapiencia del mal. Perimir en el nudo gordiano y baja reputación.
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