Me presionaban para que aglutinará alimentos. Se supone que debía abastecerme de lo necesario y con cierta celeridad. Yo estaba en otra. Pensando de los lazos sanguíneos y como podía envalentonar a un amor educado.
No tenía resto. Los tecnicismos quedaron sujetos a propias pasiones desarticuladas del objetivo principal de mi vida. Cuanta crítica, incluso sin saber de Dios en otro universo.
Pero generaba mi ego sin mezquindad. Y no comprendía de la existencia de multiplicidad de ciencias, que por naturaleza, cobijaban sueños de maldad.
Neurociencia y amor oculto de los entrometidos. Culpa de, supuestos decisores de la ley. Y el ego que siempre lástima por soberbia o ignorancia de clase, esta vez, me permitió sobrevivir.
Sobrevivir y ser uno más. Aunque ellos se digan cracks. Plausibles y ponderando lógicamente encauzarse hacia el bien común. Territorialidad y efecto iconoclasta.
Luego, ausencia de lo sublime sin ideas.
Yo me quería. Sabe dios que me quería. Luego lo sublime.
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