domingo, 8 de marzo de 2015

Los Trepadores Del Cielo

Tenía que explicarle lo que nunca iba a considerar de la misma manera que yo. El amor todo lo puede en el viento ingobernable. Pero ella era ducha en mentirse a sí misma. ¿Quién la iba a movilizar verdaderamente?

Y yo fumaba cómo un volcán en celo y lagrimeante de la atmósfera. Convencionalmente, estaba en guerra con las ideas más trilladas de prejuzgar las costumbres. Un hombre sabio no me iba a dilucidar de los sufrimientos de la vida pretendiendo saber de Dios, más que Dios mismo.



Ya no era una práctica desleal sin motivaciones más que el perjuicio de clase. Era melancolía por el cielo inconcluso. Por perder poder de las hermosuras y no decir nada sin tentarse.

Vidente el trepador de los bosques.

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