sábado, 4 de abril de 2015

Despabilarse Ontológicamente

Otra vez los celos. Llegó presuroso Heidegger a plantearme los errores de mi presente. Entre otras cosas, porque fui muy torpe en considerarme enemigo de Dios y de algunos (políticos) que gravitan por lo bajo. 

Era observable mi molestia en teoría y práctica donde sigilosamente se argumentaba que era lo correcto en (ser), y lo incorrecto o falta de autenticidad en no-serlo.


Arbitrariedad y justo amor donde la naturaleza se hace virtud de hombres sabios y amantes en pos de la técnica por la belleza y otrora, felicidad individual.


Y en eso flotaban los celos. Celos paralelos de envidia e industria emocional. Tal vez, no extinguibles por necesidad de incredulidad y docta ignorancia.


Urgente me refugié en las leyes. Del amor sagrado y que incluso desconocía. Me despabilé. Sudé ontología casi convertida en ciencia y 

morí. Morí mortal y resplandeciente.

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