sábado, 18 de abril de 2015

Los que agrandan el mito por consideraciones de las pasiones

No conozco a nadie entonces que tenga semejante características. La virtud para el engaño, con tal de aventajarme en el nado de la sincronización.

Pero ya era poco decirlo, en esta impronta común de navegables trepadores. Acaso nunca se te colaron sentimientos de escepticismo y esos ataques de congoja , pesar, y el mundo, donde la utopía sólo es seguir viviendo.


Pero Dios me hizo descubrir el amor por la naturaleza. Aprendida con observancia corporal de mi alma que se agolpaba desde mi niñez, para luego insinuar su práctica. Resplandecerse e intuir, los pasados del irracionalismo metafísico. Origen del mundo. 


Y entonces quería la mitad de mi vida imaginando a priori la música de la felicidad insostenible. Conciencia increíble y que Dios me amé.



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