Está es, la historia de los revolucionarios sin clase. La historia de los individuos que hicieron estiércol del mundo y nadie los juzgó como correspondía. Negaron siempre por negatividad de ser, a los diferentes. A los propios de envalentonarse en su autocrítica.
Ellos fueron dejados y humillados. Metralleta en el diente y un fusil para su amante que explicaba los ardides.
Interrogación sin promesa.
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