miércoles, 25 de noviembre de 2015

Excusas Del Histerión


Teníamos que desprestigiar la teología, era palpable. Al sexo en plenitud, sin el mito de la procreación no le iba a entrar. Tenía sentidos.

Pero no me interesaban cuando me mentían de la verdad y eso generaba el displacer de la carne. Excusas también, para los dueños del furor del amor.

No. Nunca ibas a reconocer que abstractamente no existías y que torpemente cometías tropelías para desencajarte del sistema punitivo.

Eso era lo que decíamos cuando liquidábamos el pensamiento de la frivolidad y la complicada proliferación del misterio. (Haberte visto y amado).

Hablé con quienes auguraban, eran especiales. Los versos de la filosofía y la gracia de la misericordia no los tentaban. 

Teología del lugarteniente.




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