Era una fuerte consideración decirte que habías engañado a tu hermana con el verdadero amor olvidado de su vida.
Lo sabías y lo omitías desinteresadamente. No me importaba igual, juzgarte al ritmo de una sociedad que no valía a la sintonía de mi autoridad moral.
Eso entonces no te iba generar problemas de alcurnia, en cómplices que se subordinaban a lo que el utilitarismo mediático imponía.
Había fuerte apuesta para que le ganes a dios. básicamente, al infortunio de sus consideraciones.
Eso no des-legitimaba que las menage a trois, terrorista, las hicieras para que te envidiará.
Pero quería de tí. Fuerte y resplandeciente.
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