sábado, 30 de mayo de 2015

¿ Y Tu Hija No Tiene Clímax?

No, no tenía ni la más mínima idea. Pero elucubrar sobre la intimidad del amor no le interesaba. Pretendía felicidad y lo bello de encontrar en los pobres, qué creían en la existencia de Dios a pesar de sus cruentas vidas.

Nunca le falto el respeto a la idea de los microclimas. Viajaba abstractamente por las mentes de cada uno de esos lugares. Y en uno de esos imprevistos, cuando soñaba que las ciencias serían suyas, su falo se endureció. Nada que explicar a las nuevas generaciones perversas.


(Clímax).


Pero dice que un tipo de los servicios de inteligencia le sugirió que lo estarían buscando. Era pacífico el amor de su hija. No amaba con la intensidad de su cuerpo, pero tenía conocimiento de engendrar lujuria y decapitación.


Por ello, al tercer día de saber de dichas consideraciones, volvía a enamorarse. Su madre le espetaba la incongruencia en la falsedad de su amor.


La ninguneó. Tenía orgasmos y una proliferación de verdad deshabitada.



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