Miope el susodicho del comité que nada decía sobre sus viejas artimañas de estrategia comunicacional. Aunque, aún así, era beneficioso hundir a una región entera para luego restaurar la paz en nombre de su Dios o de alguna otra conceptualización económica.
Yo era bastante incrédulo. Lo suficiente cómo para aprender a observar la ingratitud entre los vínculos más personales. Y me hablaban de ideología e incluso, de injusticia divina.
Siempre dude de mí, de mi confianza. Pero de mi alma hermosa, simplemente la dejé brillar.
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