miércoles, 2 de diciembre de 2015

El Mañanero

Me entrometí en la pelea para capitalizarte el desarrollo de la intromisión de la parte errada.

Cosa de abogaditos bien. Pero era  incierto que la vaca mendiga  nos dijera la verdad. Aunque no nos importaba.

Secreteaban que se adeudaba un plus y los latigazos se sentían ya sobre mis virtudes.

¿Daba para hablar?.

Anoche soñaban con tomar el poder de los incrédulos y acaso, permitirse un rato de amor pasajero.

Unitario de todas maneras, el disco que me halagaba en el talento de domar preceptos no científicos.

No lo supe.

Había obligación de inmolarse y negar cualquier sabiduría que nos muestre blanco de los contricantes.

Yerro. Amaba a los espías.


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