Estabas preocupado por algunas consideraciones desmotivadas de los siglos venideros. Cuando uno decía: Ciencia y rectitud es lo que cuenta.
Porque a ras del viento, en su formato tormenta, nunca te impone y te clasifica renegar de los sueños autenticados, incluso el de los espías. La naturaleza.
Pero estaba suspirando de amor cuando me descubrí efímero. Y no comprendía que dinamicamente quedaba relegado del entorno. Y que solo sufría de una sociedad violenta y opresora.
y equivocadamente me ilusioné con tus palabras. Con el compromiso de una honestidad suturada de heridas desaciertas.
Calmando el pan del día pero sin la autoridad suficiente para emitir futuro. Intrincando a los lúmpenes a costa del amorío de Dios.
Y pese a destartalar un corazón ingenuo de la falsedad de la historia, nunca tuve un acierto. Celos de ética. Mística de los temperamentales.
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