Y les decían que una exteriorización de emoción violenta tampoco estipularía el rédito necesario para restablecer cualquier idea comunicativa de paz y esos lugares trillados de la justicia.
Porque acaso generar catarsis entre varios hombres actuando demencialmente no equivale a luchas auténticas y olvidadas de la humanidad.
Porque acaso nos volvemos homicidas, vengándonos de situaciones donde el instinto de premura nunca pudo consolidarse. Ya sea por motivos abstractos o incluso por las decisiones simbólicas de los que pretenden encauzar la vida dando cuenta del amor, a veces íntegro de la dignidad olvidada.
Y no es, que no existe el odio, las diferencias y las divergencias sociales de carácter y destino .
Pero en definitiva, amamos el bien sólo individualmente con postulaciones de deseo y gesta de lo inhumano. Imponiendo las intromisiones, el boicot, y la complotación.
Por eso, aunque nos digan de verdad, nosotros creemos en el invento. Timing, goce e inexistencia.
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