Siempre me dijiste que no me usabas. Que jamás se te hubiera ocurrido mentirme para que sea feliz y de paso, dictaminar conceptualizaciones impertinentes para esta sociedad. Sólo un burro querría semejante cosa.
Al final, tanta necesidad material subvierte los deseos más solemnes de nuestro amor. Y entonces nos quebramos de recelo, admitiendo una duda poderosa que nos lástima. A los pobres y tantos otros.
No quería vivir más así. Por eso te hice el amor y me largue hacia la eternidad. (absque terra sapiens aeternam).
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