martes, 23 de junio de 2015

El Auto Inmoral, de los Tacaños

Les explicó gran parte del problema. Las potenciales conglomeraciones de decisiones acéfalas querían derribar al mito. Ninguna inmoralidad tenía su fuente, en el amor resentido. Porque había que querer. Había que entregarse a una voluntad decidida a evitar los celos infundados de regiones mezquinas.

Yo veía que no sabían del retardo injustificado y de los deslices en la especulación.


Pero el tipo les explicaba gran parte del problema. La felicidad no tenía que ver con eso de rogar a Dios e irse a vaticinar efectos colaterales que nada dicen de perfeccionarse. Ignoraban la comunicación de los especialistas. Yo les dije, tacaño para considerarse en su mito.

No hay comentarios: