lunes, 29 de junio de 2015

El Chanta De Los Sacos Cruzados

Del prejuicio a los hechos. Instauró la realidad matemática y se desdijo de sus hijos predilectos cuando equivocaron de pensamiento y le creían todo a la massmedia. 

No se alegraba. Lo acusaban de bellos fragmentos en su vida, y de que alardeaba a las mujeres para el designio de sus propias libertades.


Bailaba tango. Tango de una nación inconclusa. Fatal, hermosa. Permitida para guerras sin el cruento conocimiento de los que les imponían la mística faltante. Yo no lo quería. Un sistema de falsedades e ignorancia, no podían más que generar ese tipo de personalidades llena de complicidades.


Murió en Dinamarca. Pensando que Dios lo salvaría en ese instante sublime de desesperanza y ardor. Le decían el chanta que solventaba ideas pobres y elucubraba a las amantes ficticias. Tremendo. Ni lo quisieron. A posteriori se enamoró y se estremecía en verdad. Anoche. Anoche. 

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