martes, 16 de junio de 2015

Naturalidad De Los Bichos Feos

Yo te tenía un Mantra y te lo dedicaba. Te decía que te amaba porque esa era mi perfección. Tenía ganas de amarte y no importaba si eras fiel  a tus ideas de libertad y destino de naturaleza. Te amaba. No encontraba otras explicaciones fantasiosas de quienes no te querían y blasfemaban por ignorancia de clase. Eso sí. Te tenía un Mantra y te lo dedicaba.

Me gustaba tu cuerpo. Era dulce y perfectamente cándido. Me imponía sensaciones inesperadas y quería tomar el cielo, por tentación del resplandor de  ese Mantra.


Amarte. Amarte no era fácil para mí. Tenías casi a la totalidad del mundo en contra. Te reconocían derechos de exteriorización, pero dentro de tu mortal vida de combate. Pero a propósito de plantear equiparaciones sin sustento, te decían un animal más.


Yo te quería y me intuías. Eso te hacía fácil  y sin piedad para las generaciones venideras. Sumisa y esclava de las modas.


Ni sabías que significaba la conceptualización que tomaba la palabra Fiesta, en aquellos que no te querían.


Naturalidad. No lo podías creer. Te dí amor desde otro planeta inexistente y no lo quisiste. Juré una sophia sin temor de cantarla y la negaste.


Yo sí, fui ingenuo de verdad.





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